miércoles, 8 de agosto de 2007

Capítulo III

Los toques en la puerta se estaban haciendo más agresivos. Edy había comenzado a correr desde la sala al cuarto dándose golpes en la cabeza lo cual me indicaba que estaba en franco proceso desesperación o como se dice vulgarmente con tremenda “churreta”.

Siempre he oído decir que el ser humano tiene la capacidad de recordar gran parte de su vida ante un suceso estresante súbito. El único hecho de esa índole que yo recordaba me había sucedido hacia unos meses, cuando unos turistas mexicanos borrachos casi me mandan directo de mi forever al “reparto boca arriba”. Ese fue el día que llegando a mi casa, todo rasguñado, vendí la “salá” bicicleta y me convertí en un orgulloso miembro de las “tropas de infantería”. Pero ese día en particular yo no había recordado nada de mi vida. Sería porque estaba más atento a como le tumbaba unos fulitas a los afligidos charros. Eso fue lo que me paso por la mente cuando volaba por los aires para ir a estrellarme al parabrisas del carro. Cuando el mexicano-chofer-mamao me fue a levantar después que rebote del cristal y fui a dar de culo en el contén, lo primero que le dije fue: “No me toques que estoy “reventao” por dentro”. Como no soy tan hp como ustedes podrían pensar, cuando el tipo se puso a llorar como un niño me dio lastima, así que le dije: mira brother dame 20 fulitas y aquí no ha pasado nada. Ese día nada pasó ante mis ojos que no fuera la cara de borrachos de los tequilosos mexicanos.

Pero ahora si mi mente estaba trabajando a una velocidad de vértigo. Que coño había pasado? Se habría colado algún chivato en el team? Bueno es que también la cantidad de gente involucrada era mas grande que el casting de una telenovela! Primero los contactos con los administradores de “Frutas Selectas” para que nos vendieran “el material” a crédito. Debo destacar las cualidades del compañero frutero para conseguir contactos y comprar voluntades; para eso el frutero era un genio, algo de otro mundo. Tenía esa rarísima cualidad en algunos seres humanos que logran cautivar la confianza de la gente a primera vista. Con su excéntrica personalidad y estrafalario “look”, era un tipo poco común. Pero conseguir la mercancía era solo el principio. Después había que agenciarse el transporte y aquí si nuestro amigo se lucio; que Cubana de Aviación y Aeroflot le sacaran la carga por veinte centavos de fula el kilogramo era algo increíble. Después estaban los socios de la imprenta que imprimían las etiquetas, marca “Frutisol”, la marca que nuestro genio de los negocios había registrado en Europa a través de su socio gallego, para rotular cada manguito, cada aguacatito que exportábamos. Y después el tremendo arreglo con los administradores del hotel y con los contactos de Intertel para las llamadas internacionales. Este cubano, este súbdito del pastelito de guayaba y los frijoles negros había logrado algo que parecía increíble en esos días: Una empresa mixta que realmente funcionaba y generaba dividendos. Pero con tanta gente involucrada era casi imposible saber donde esta operación, este “desembarco de frutas tropicales en las playas de Normandia”, tan milimétricamente calculado, había fallado. Porque yo si no me creía la teoría de Edy, olíamos a ilegal a una milla de distancia. Y los dos…no coño ahora son cuatro los “segurosos” tocando a la puerta!, confirmaban mis sospechas.

Por segunda vez Edy me sacó de mis reflexiones: la manguera!, la manguera!…entonces fui yo el que mire a Edy con cara de pocos amigos..qué manguera, de qué tu hablas? No me vengas con que tienes guardada una butifarra en el frigobar y te la quieres jamar ahora!, no jodas compadre! No, no la manguera de los bomberos… yo no entendía nada y me estaba imaginando que el miedo estaba haciendo hablar mierda a mi socio. Edy hizo un gesto de desaliento y trato de explicarme: No compadre la manguera que estaba enrollada en una caja en la pared del pasillo.
- Y que volá con eso?
- Que hoy antes que tu llegaras la traje para acá y la metí debajo de la cama…a estas alturas Edy, a pesar de la situación en que estábamos, no pudo aguantar la risa por la cara de comemierda que yo debía tener…
- Na compadre que pensé que la manguera le podía servir a tía Chencha la que vive en el solar en la habana vieja?
-Y pa’ que cojones, disculpen mi francés, la vieja chencha quiere una manguera de bomberos!...
- Compadre tu no ves que Chencha se pasa la vida cargando cubos de agua para llenar los tanques que tiene en la barbacoa y pensé que a lo mejor la manguera le podía servir.
- Pero mi brother eso es una manguera de bomberos! Tu estas loco? Además como coño íbamos nosotros a sacar esa mierda de aquí? Y que carajo hacemos con la manguera ahora, cual es tu idea?
- Brother esa manguera es larguísima y resistente así que la amarramos en el balcón y nos descolgamos por ahí!
- Del balcon?! Y tu miraste la altura? Cinco pisos!
- Bueno mi socio es eso o lo otro y maromas peores tuvimos que hacer cuando nos mandaron pa’l Cacho…así que yo voy amarrando la manguera y tu asegúrate que esos hp no tumben la puerta. Dicho y echo, con mucho cuidado empecé a mover muebles pa’ atrás de la puerta en lo que Edy sacaba la manguera y se iba amarrarla al balcón. Nos encontramos a medio camino…listo? Listo! Bueno brother quien baja primero? Tu estas seguro que la amarraste bien? Dale compadre esto esta mas seguro que los “segurosos” que nos quieren agarrar aunque hay un pequeño problemita no llego hasta abajo pero creo que podemos saltar...creo? mierda! Así de pronto me vi colgado en el vació, “abracao” a una manguera de bomberos y mirando nuevamente hacia la oscuridad del mar caribe que ya no me parecía tan atrayente. Hay veces en la vida que ante una situación extrema la solución mas insólita funciona y eso nos paso ese día que nunca olvidaremos. Increíblemente estábamos en la calle y sin un rasguñó. Y ahora solo nos quedaba “correr como el viento sin mirar atrás”.

Epilogo

Al frutero y a todo a su “team”, como le gustaba decir a él, los agarraron mansitos ese día por la mañana. Por lo que supimos, después de tenerlos como dos años guardados sin celebrarle juicio al final los soltaron dicen que por falta de pruebas aunque Edy dice que Mr. Fruta tenia un “padrino” y cuando la cosa se calmo un poco, intercedió por su "ahijado". Edy y sus teorías conspirativas. Casi todos abandonaron el país en la crisis de los balseros del 94. El Frutero demostró ser un tremendo patriota y hombre a todo. Nunca dijo nada de los dos locos que se descolgaron del balcón como émulos de Tarzan. Después nos enteramos que le dieron una pinchita como jefe de algo en Frutas Selectas. Parece que el oficial que atendió el caso se quedo impresionado por sus capacidades de “business management”. En lo que respecta a Edy y a mi no paramos de correr hasta Cojimar y a la madrugada siguiente “nos vestimos de marinero para navegar 90 millas”. La travesía empezó bastante mal, entre otras cosas se nos rompió el motor a medio camino y tuvimos que seguir a “pie”, pero como dice el dicho “lo que tan mal empieza necesariamente tiene que acabar bien”. Un helicóptero del coast guard nos recogió al tercer día cuando ya pensábamos que íbamos a “guindar el piojo”. En ese entonces el nivel de humedad en los juanetes de los balseros era irrelevante. Después de subir a Edy, ya que el pobre había sufrido bastante en la “excursión”, y a los otros dos socitos que se habían pegado a última hora, me tiraron un hacha a mi para que destrozara la balsa y después me izaron...otra vez vi desde las alturas el mar Caribe pero ahora con un color y dimensión distintos, un color y una dimensión de libertad. Si seguía así iba tener que considerar mi futuro como trapecista del circo Ringling! Hoy, soy todo un exitoso empresario con un montón de libras de mas (mis aventuras como trapecista han quedado atrás) y dueño de la mitad de una compañía de servicios informáticos y si la otra mitad es de Edy por supuesto. Cuando veo una manguera de bomberos no dejo de sonreír y pensar en las vueltas que da la vida y entonces miro a mis hijos y le doy las gracias a Dios por haberme permitido sobrevivir a tanta mierda y darme la felicidad que tengo ahora. KONIEC

sábado, 4 de agosto de 2007

Capítulo II

Los ojos se me estaban cerrando, debían de ser como las 5 de la mañana. Edy seguía pegado al teléfono, disparando en el idioma Shakespeare y tratando de convencer a un distante posible comprador. Yo no podía mas y me dolía desde la cabeza a los pies (literalmente pues la gorrita de los Yankees y los Nikes no eran mi talla, pero eran un regalo de mi nuevo “amigo” y no quería lucir desagradecido ni alardoso haciéndome el de la “pata” grande). Ya había llegado al final de mi lista y al último tipo que contacte, un holandés de nombre impronunciable, y de verdad que era casi obsceno el nombre, no se vayan a imaginar que estoy con la desconfianza de siempre y no quiero dar información, pues bien digamos que a este Piet Heyn moderno (y los que no saben quien fue Piet Heyn busquen en Google y no jodan!) con una compañía en Ámsterdam en el negocio de importación de frutas tropicales, este humilde servidor le había acabado de vender 50 toneladas de …prepárense que esto se esta poniendo bueno: mangos del Caney! Si, si los mismos del famoso pregón. El tipo quería ver una muestra primero antes de concretar la transacción y ya yo sacaba cuentas mentalmente, vaya que estaba en pleno transe de “la paja mental” (Y es que puede haber otra?)…50 toneladas a unos 1000 fulas por tonelada son…a ver, chencho por chencha y guanajay por tierra…50,000 fulitas y el 10 por ciento dividido entre Edy y mime, 2,500 washingtones para el hijo de Migdalia y Arturito!. Nada mal para un ex-cazador de tiñosas! La sonrisa me llegaba de oreja a oreja cuando me asome a observar las oscuras aguas del mar Caribe desde el penthouse del hotel donde Mr. Fruta había radicado su headquarter. Y a estas alturas ustedes deben de estar diciendo… Tremendo “onanismo mental”! de que caracho esta hablando este! Y si me he saltado algunas explicaciones, pero todo a su tiempo, todo a su debido tiempo. Como dice el viejo refrán: “Vamos por partes dijo el forense!”

Edy terminó su llamada y se viro para mí con su típica expresión de “este tipo es un comemierda” y me ha tenido media hora hablando de las propiedades del aguacate en la industria cosmética para después no comprar na! Calmé a Edy dándole ánimos y diciéndole que esta noche el suertudo había sido yo, que no se ocupara para eso éramos un team, no? Desde los 5 años mi brother, desde que nos dimos tremenda entrá a trompadas por un masarreal en la merienda, desde ese día inseparables y es que las amistades verdaderas, las que duran para siempre surgen a esa tierna y pura edad del ser humano cuando un pedazo de merienda “socata” en el receso es tu vida entera! y después de todo la lista completa de empresas europeas importadoras de frutas tropicales con teléfonos y contactos “extraída” de la computadora principal de la Real Academia de Ciencias de Cuba la había conseguido él, en un complicado intercambio comercial por dos piernas de jamón, unos “shortpans” y unas camisas “bacteria” ultimo alarido de la moda en la discoteca del Comodoro, con nuestros flamantes contactos, que ahora gracias a nuestra prospera relación de negocios no se desmayaban pedaleando al trabajo en la “forever”; hasta habían cogido unas libritas de mas(¿!) y se veían en “talla” con la “coba” nueva. Por cierto eso me tenia un poco preocupado pues se estaba haciendo muy evidente que estos investigadores científicos habían aumentado su consumo nutritivo y en cualquier momento algún chivaton se iba a dar cuenta de que andaban en algo raro y siguiendo el hilo de la madeja podían dar con nosotros y los que creen que estoy exagerando solo los remito a lo que le paso a los socios de Papillón cuando le mandaban de contrabando el coquito a la celda solitaria. Claro que Papillón era todo un hombrecito y no habló, cosa que yo dudaba mucho de nuestros camaradas ingenieros. Yo estaba seguro que a la primera galleta que les sonaran dejaban chiquiticos a los tres famosos tenores en gira mundial y de ahí a que nos “chuparan” a nosotros no pasaban 17 minutos ni 17 instantes que se convertirían en una pila de “abriles primaverales” que íbamos que tener que jalar en la loma (antigua expresión sustituida por la moderna “tanque” o “talego”, todas igual de tenebrosas). Al final de la jornada no había nada que hacer pues esos son los riesgos que se corren en Cuba por desayunar, almorzar y comer como dios manda.

Hablando de jama, casi nos olvidamos que nos tocaba la “toma”, así que halamos por el “bejuco” y…si por favor dos sándwiches pero bien serviditos mi cielo, como a mi me gustan y dos pepsis bien frías…nada mas? Que lo traigas tu misma, mi diosa! Este Edy no cambia, con la misma sateria gastronómica de siempre.

Ya se vislumbraba en el horizonte la explosión de luz y color con la que nuestra preciosa isla se levanta cada mañana (apreté con la tiradita!) y nosotros con la tranquilidad del “deber” cumplido nos aprestábamos a desayunar e ir a nuestros correspondientes “gaos” para un reparador descanso, chequeando previamente que “Juana la del comité” no estuviera parada en la puerta para darnos un “recibimiento a la altura del 26”

Por cierto, que desde el día que entramos en contacto con nuestro nuevo benefactor se la “habíamos dejado en los callos” a la Minerva, que así se llamaba la gallega de la empresa mixta y consecuentemente le dijimos adiós para siempre al arroz mixto de Cubalse. Nuestra nueva vida como asociados del Frutero no tenia ya nada de “mixta”. Para que “vayan llevando carta” como habíamos progresado en los tres últimos meses déjenme decirles que en Dos gardenias, 5ta y 42, la Zaragozana y en un largo etc. de lugares “comicos” ya nos conocían por nuestros nombres de pila, pero sobre todo por las generosas propinas que dejábamos. Claro no todo es paz y concordia en la viña del señor y debo declarar con la mayor honradez que si bien mi estomago vivía los mejores momentos, mi cuello sufria bastante por la cantidad de veces que miraba para atrás para saber si me estaban siguiendo. Esta situación me tenia bastante preocupado y ya estaba considerando seriamente caerle por el "gabinete" a mi socio Robertico el psicólogo, para que me recetara algo para la paranoia generalizada que me consumía.

Edy no se sentía igual. A mi me daba envidia la tranquilidad con que ni se inmutaba cuando le decía que Juana estuvo preguntando por mi en la cuadra, y todos conocemos el estribillo: "Juana la del comité, tremenda chiva que e’” y sigue “Juana la del comité, da el cu.. por un bistec”... perdón, creo que me deje llevar por un rapto musical solariego. En fin, Edy tenía su teoría: para él, el Frutero era del “aparato” y nosotros solo formábamos parte de una operación súper secreta del gobierno. Es que no podía ser de otra forma! Y en cierto sentido tenia razón. Lo que el Frutero tenía “montado” era una operación de tal envergadura que el mismo Aristotelis Onassis, el rey de los inventos, mi ídolo, hubiera sentido la más profunda envidia. Pero yo, como buen aguafiestas, tenía mis dudas y razones no me faltaban. El solo hecho que el Frutero nos hubiera buscado para ser parte de tamaña operación me parecía un contrasentido. Edy y yo no éramos precisamente del tipo de “ciudadanos modelos” que nuestra querida “robolución” enrolaría para nada que no fuera mandarnos a joder, y no me malinterpreten, la doble moral la practicábamos como cada hijo de vecino. Lo que pasa es que no convencíamos a nadie y mucho menos a Juana. Además, como era posible que nos dieran el 10 por ciento de cada operación? Y aquí estamos hablando de “fulitas”, fulas cuya sola posesión estaba “robolucionariamente” incluida en el voluminoso código penal cubano. Claro que Edy y yo éramos la clave de la operación: fluidez en idioma gringo, y esto se lo tenia que agradecer toda la vida a mi madrina, mujer de grandes luces a la que lo único que tengo que reprocharle es que un día dijo: “la luz de alante es la que alumbra” y tomo un avión en Varadero para desaparecer de mi vida para siempre; y Edy bueno la historia de Edy es mas complicada pero digamos que lo hablaba como si hubiera nacido en “niuyolk”, además de nuestros tremendos contactos en la esfera científica (no se olviden que una buena parte de la nomina de investigadores de la Academia de Ciencias comía y se vestía gracias a estos dos mortales) que hacían fútil cualquier tramite burocrático-compañeril para obtener la clase de información clasificada que el Frutero necesitaba para “armar el muñeco”.

Sumido en mis pensamientos y preocupaciones no oí tocar a la puerta, pero Edy que estaba “partio” y bien atento si lo oyó y dando un brinco digno de Saltamayor me grito “la jeva trajo la jama!” y se abalanzó, con una mezcla de gula-lujuria, contra el picaporte como si en sus buenos tiempos del piten del barrio fuera a fildear una línea entre tercera y short… entonces no se que me pasó, creo que fue uno de esos momentos cruciales en la vida en que uno tiene una “iluminación del mas allá”, no se si fue el espíritu de Cundo que bajo de las alturas tiñoceriles para “alumbrarme” pero aguante a Edy como pude, porque el cabrón tenia hambre de verdad! y le señale la mirilla de la puerta. Edy con cara de muy pocos amigos, si cuando Edy tiene hambre no cree ni en Barbarita, la progenitora de sus días, pues bien dirigiéndome una de sus miradas accedió de mala gana a tirar un “bititi” por el huequito antes de abrir… y Oh Desastre allí estaban! Los dos tipos con la cara de hijos de puta mas fea que haya visto en mi vida! La parca había tocado a nuestra puerta con sonido de Sinfonía nº 5 de Beethoven y nosotros detrás de la puerta sin saber que hacer! Y la mierda corriendo! (continuará)

lunes, 30 de julio de 2007

Capítulo I

Digamos que todo comenzó una lluviosa tarde de Septiembre de 1991 en la oficina de la empresa “mixta” donde “curralaba” por ese entonces. Mi socio Edy y yo estábamos ocupados en la importante tarea revolucionaria de mirar al techo pues como era ya una costumbre religiosa en la empresa no había mucho que hacer. Hasta ese momento llevábamos como seis meses pinchando con la gallega dueña de la "firma" y no habíamos visto todavía ni un solo cliente. Supuestamente yo era el informático y Edy el vendedor…vendedor no se de que, pues la Gaita a lo único que se dedicaba era a andar de parranda con su negrón. Y parrandas no le faltaban porque el novio, que de paso debo decir era una bella persona, era cantante de una famosísima orquesta habanera. Digamos que Edy y yo éramos el “tape” de la gallega, dos tipos suertudos que teníamos resuelta en Cuba la “actividad fundamental” en pleno periodo especial y si usted no sabe cual es la actividad fundamental en Cuba, le recomiendo que no siga leyendo la historia. Muchas gracias por su comprensión!.

Esa era la época en que cualquier gallego(a) aterrizaba en la Habana y antes de que hubiera cagado la última paella que se había comido en “El corral de la Pacheca” en Madrid, lo convertían en un flamante “inversor extranjero” con una compañía “mixta” para importar alpargatas aerodinámicas de mucha demanda en Cuba , una oficina en el otrora lujoso barrio de Miramar y dos o tres “ingenieros” contratados por la empresa Cubalse, heredera de la mas pura tradición “empresarial” de la Compañía de Jesús, en fin dos buscavidas como Edy y yo que le servían de
empleados, ayudantes, chóferes, tracatanes multipropósito y un largo etcétera.

Pues bien estábamos mi socio y yo a esa hora en plan de digerir el arroz “mixto” del almuerzo y discutiendo importantes temas como por ejemplo si a las empresas extranjeras en Cuba les ponen al apodo de empresas “mixtas” por el pomposo nombre del “arroz con suerte” que reparte el carrito de Cubalse a su personal escla.. perdón contratado, cuando sentimos que tocan al timbre de la puerta. Honestamente la mirada que cruzamos fue de profundo asombro pues no sabíamos ni que la puerta tenia timbre, tan inmensa había sido la paz en esos últimos meses en que la única persona cruzando ese umbral era el socito que nos traía el almuerzo y a ese le estábamos “cazando la pelea” tomando turnos vigilando por la ventana antes que llegara, vaya que lo esperábamos con la puerta y los brazos abiertos como aquel que dice. Al abrir la puerta esta vez nos topamos con uno de los personajes más estrafalarios que haya visto en mi vida. Medía como seis pies, era gordo como un melón con patas y la “coba” que traía puesta no era de la que daban por “el cupón de la libreta del vestir”, y ojo que la palabra vestir es solo un eufemismo y además ese documento ya estaba en avanzada fase de extinción. Cargaba además un teléfono celular, y cargar es el verbo correcto, pues era uno de esos que le decían “zapatofonos” por su tamaño descomunal, pero no sean muy exigentes, recuerden que estamos en 1991 en la Habana, ok?. Hasta aquí el atalaje del tipo lo definía como un “súbdito de otras tierras”, gordo, señal de estar “chocando con la concreta” regularmente, con una pelambre color rojo carné-boniato, casi desconocida en el biotipo del cubano promedio, bien vestido, oliendo a flores y no de peo precisamente y con un celular, en fin que como diría un miembro de las “tropas montadas de la Habana”, estábamos en presencia de “un yuma”. Pero algo no estaba bien en este personaje, vaya como que el “numero no cuadraba con el billete”. Coincidentemente cuando le abrimos la puerta le entró una llamada por el zapatófono y el fulano comenzó a desbarrar en el mejor lenguaje de la escuela clásica del barrio de Jesús Maria. En fin que este portento nos tenía un poco confundidos y no podíamos mas que observarlo y mirarnos esperando que nuestro visitante terminara su tirada por el teléfono.

Lo que siguió nos dejo aun mas asombrados. Se sabía nuestros nombres y apellidos de memoria, a que nos habíamos dedicado los últimos 5 años y venia con una tremenda propuesta de negocio. A estas alturas Edy y yo no sabíamos que hacer. A pesar de ser dos tipos emprendedores, con varias “operaciones” en el mercado negro sumamente arriesgadas en nuestros curriculums como por ejemplo la importación al por mayor de jabitas rusas; sí los que inundamos la Habana de jabitas de plástico soviéticas en la década de los ochenta fuimos Edy y yo! se las cambiábamos por cigarros y ron barato a los marineros “bolos” y hasta “ruski iasik paradio” aprendimos para facilitar nuestras transacciones , además de otros negocios mas peligrosos como la venta de langostas directamente de la reserva de "Quien-tu-sabes" ( T E X T O C E N S U R A D O ). Y mas recientemente una operación de venta de sistemas de computación a gran escala para el sector empresarial “mixto”, negociación que contó con el apoyo de un grupo de especialistas de la Academia de Ciencias de Cuba que se estaban "jamando" un cable (literal) y que después de vendernos todas las computadoras que pudieron “facharse” al no tener mas nada que vendernos nos querían convencer que le compráramos la estatua de la republica como si fuera artesanía de merolico (la india esa media encuera con una tremenda lanza) pero que por falta de transporte y de la logística adecuada tuvimos que rechazar. Pues como les decia a pesar de nuestra vasta experiencia en el complicado campo del "invento", habíamos caído últimamente en un “slump” que nos forzó a aceptar el trabajo de tarugos con la vieja gallega o a ingresar en la larga lista de victimas de Soya, el picadillo asesino. Por un sentimiento natural de auto conservación teníamos grandes reservas con este personaje. Justo es decir que después de tantos años de vivir en el filo de la navaja habiamos desarrollado una tremenda habilidad para detectar a los “segurosos”, habilidad que nos había permitido evadir una temporada en el “tanque” por muchos años. Digamos que el detector de mentiras del FBI era un juego de niño para nosotros. Si el tipo era “chiva”, Edy y yo nos dábamos cuenta enseguida! Y el social que teníamos en frente nos estaba enviando señales muy contradictorias. Para rematar la cosa, nuestro nuevo conocido nos invito a dar una vuelta en su auto para presentarnos al resto de su “team”. Cual no seria nuestra sorpresa al ver que el tipo manejaba un flamante Toyota alquilado de la compañía Havanaautos. Con todo este torbellino de acontecimientos ocurriendo ya no sabíamos que terreno estábamos pisando, ni si había llegado la hora de poner en práctica nuestro plan de evacuación que no tenia nada que ver con los túneles del "plan de evacuación" de Armando Guerra Acosta, "Mi Habana como un Queso Gruyere", y si con una flamante balsa con motor fuera de borda que permanecía estratégicamente escondida en la azotea de la casa de la abuela de Edy en Cojimar, a buen resguardo de miradas cederistas o si estábamos en presencia de una tremenda oportunidad de sacarla del parque por el center field.

Debo hacer un paréntesis en mi relato, pues se que mis lectores cubanos estarán pensando que les estoy metiendo tremenda guayaba, y es que nadie puede creer que llegáramos tan lejos con este personaje que habíamos conocido hacia media hora. Hay algo que los extranjeros cuando visitan Cuba no entienden de la psicología del cubano y es el tremendo miedo, terror atávico diría yo, que los embarga solo de sospechar que cualquier persona de su entorno pueda ser un chivato del régimen. Edy y yo éramos una especie distinta. Nuestra escuela de formación no fue ninguna de las flamantes “fabricas de hombre nuevo” que a bombo y platillo les mostraban a los excelsos mandatarios que por un tiempo visitaron nuestra Isla. Nosotros nos iniciamos con el famoso Cundo. Este tipo era todo una leyenda en la Habana y aunque la sola mención de su nombre puede sonar desconocida para muchos, déjenme decirle mis queridos amiguitos que Cundo fue el tipo que monto la operación de vender pan con pavo en la Habana en cantidades industriales y los que no son cubanos dirán y eso que? Pues lo creativo de la idea de Cundo es que en la Habana no se ha visto un pavo desde la época en que el mecánico del avión de Camilo se puso a “inventar” con el motor de la avioneta para ver si se ganaba un premio de las BTJ aunque dicen las malas lenguas que los motivos fueron otros. Lo cierto es que Camilo y los pavos desaparecieron de la escena casi al mismo tiempo y no han vuelto a ser vistos desde entonces, pero eso es parte de otra historia. Cundo, con su inventiva, montó toda una industria “robolucionaria” del pavo, industria de la cual Edy yo nos enorgullecemos de haber formado parte en nuestros años infantiles. Edy, mime y otros chamas de mi barrio éramos los encargados de proveer los pavos. Pavos que cazábamos con los más disímiles artificios en la famosa Loma del Burro. Estos pavos volaban alto de verdad por lo que para nosotros fue un gran entrenamiento de inventiva y creatividad el lograr capturarlos “vivos o muertos”. Cinco “cabillitas” nos pagaba Cundo por cada tiñosa... perdón “pavito de las alturas”. Pero la felicidad en casa del pobre dura muy poco y un buen día Cundo fue desaparecido del barrio sin mas explicaciones. Ese día la industria alimenticia cubana sufrió un duro revés y la economía de mi casa también y aprendí que para ser un miembro de esa casta privilegiada que es el bisnero cubano lo más importante es desarrollar un “olfato” súper sensitivo para detectar al agente encubierto. Cundo cometió el error de vender su mercancía a dos chivatones que cuando se enteraron de las capacidades aerodinámicas de las aves que Cundo vendía, después de vomitar los intestinos, lo echaron pa’lante como al carrito del helado. Y es por eso que ahora estaba en shock! Quien carajo era este tipo? Pero al final nuestro espíritu emprendedor pudo mas que el miedo a lo desconocido y nos lanzamos a un viaje de fantasía con nuestro nuevo “socio” que a partir de ahora llamaré con el sugestivo alias de “El frutero” (continuará)